Sábado 13 de Junio de 2015
10:28 AM
Altitud 1.500m.
Con apenas 7º C y una sensación térmica muy inferior que nos tenia entumecidos, salimos del Puerto de Tarna en el limite entre Asturias y León bajo un cielo oscuro que amenazaba con una ruta pasada por agua.
La tendida subida por el oxidado asfalto de la carretera de Boñar al puerto de Tarna (LE-333) en la vertiente Leonesa y algún que otro rayo de sol que intenta vencer a las nubes, nos hacen entrar poco a poco en calor.
Como todo lo que sube acaba bajando, poco después, comenzamos a descender hasta los 1.300m. de altitud, donde a poco mas de 8 Km. de la salida abandonamos el asfalto en un giro a la derecha, con un pequeño y desentonante cercado con caseta, parabólica y paneles solares, marcando el comienzo del sendero.
El camino bien marcado (PR LE 27) comienza a discurrir por las praderas del valle del Pinzón que crecen a los pies de la Peña San Justo, mole de 1.955m. de altitud, siempre a nuestra izquierda, la cual rodearemos en dirección Noroeste.
El pequeño sendero que en ocasiones se pierde en la pradería, discurre con suave pendiente siguiendo el cauce del arroyo de Pinzón a través de pastos de ganado vacuno y caballar, salpicado con algún que otro refugio de pastores.
Tras atravesar un hermoso hayedo, que nos escondía de algún que otro tímido rayo de sol, comenzamos a subir una pronunciada rampa de firme algo suelto para culminar en el collado Pinzón con unas hermosas vistas del valle y la Peña San Justo.
hayedo del valle de Pinzón
Collado Pinzón
Aquí la exuberante vegetación del bosque se torna matorral bajo, predominado por el brezo.
Un rápido descenso hasta un primer rellano donde nos encontramos un cierre del camino que evitaba la salida de ganado. Salvado el ligero escollo y por una pista forestal ancha continuamos bajando hasta alcanzar el pueblo de Isoba (1.350m.) famoso por sus lagos de origen glaciar y último pueblo de León antes de entrar en Asturias por el Puerto de San Isidro.
Pequeño alto en el camino para un reconstituyente en forma del café en uno de los bares del pueblo.
Pueblo de Isoba
Nuevamente sobre el asfalto subimos en dirección al puerto San Isidro y la estación de Ski, por la LE-331, donde después de 4 Km, poco antes de los apartamentos de la Urbanización Las Peñas giramos a la derecha a la altura del puente de Wamba (1.450m.) para tomar el Camino de Wamba (PR LE-46).
comienzo del Camino de Wamba
Bautizado con el nombre de un rey Visigodo, el Camino de Wamba era una de las rutas históricas que cruzaban la Cordillera Cantábrica comunicando la meseta con el centro de Asturias, constituyendo un trazado alternativo a itinerarios mas concurridos como los puertos de San Isidro y Tarna.
Por una pista de tierra ascendemos por el valle del arroyo de Los Fornos en dirección al eje de la Cordillera Cantábrica, estableciendo el limite occidental de los Picos de Europa.
Siguiendo el camino en suave ascenso (4 km. en total) entre pastos de uso ganadero, vamos ganando altura hasta alcanzar la majada que sirve de entrada a la Vega de los Fornos. A continuación un tramo llano que termina cuando se cambia de vertiente para afrontar un corto repecho por medio del cual se supera la divisoria con el valle del arroyo de la Aliviada.
Vega de los Fornos
Al otro lado de la loma que separa los dos valles, se atraviesa una bonita campera, surcada por un arroyo (A. de Gavitos) con múltiples meandros, antes de seguir subiendo por las faldas de los Negros.
Meandros Arroyo de Gavitos
Recorriendo la cabecera del valle de los Pozos hacia el este, afrontamos un zigzag que nos conduce al estrecho paso del Collado Acebal. (1.715m. de altitud) para entrar nuevamente en el Principado de Asturias.
Collado Acebal
Aquí un pequeño refugio perteneciente al Coto de Caza de Redes, nos sirve como abrigo para reponer energías y ponernos el chubasquero, bajo un cada vez mas amenazante cielo.
En las proximidades del collado nace el arroyo Acebal que desciende con gran desnivel por tierras casinas en dirección noreste hacia las verdes praderas de la majada Mericueria (1.357 m.).
Desde este punto las vistas del valle son impresionantes, pudiendo decir que desde aquí comienza la parte mas bonita de la Ruta.
Descendemos siguiendo el caprichoso curso del arroyo entre matorral de brezo, escobas y arándanos por un pedregoso y técnico sendero que pronto da paso a una pista de tierra, ancha, con mejor firme, hasta la pradera salpicada de cabañas de pastores. El cielo rompe su tregua y la lluvia hace acto de presencia.
Majada Mericueria
En el lado contrario por el que hemos accedido a esta pequeña vega encontramos un escondido sendero al cruzar el cauce, prácticamente seco en este punto, del Arroyo Acebal que siguiendo su vaguada por su margen derecho nos adentra en el abrigo del hayedo de Redes que da nombre al parque.
El monte nos brinda un rico abanico de matices rojos, amarillos y verdes que le dan un aire mágico y místico. En un primer momento el camino, que se esconde bajo un espeso manto de hojas, nos ofrece multitud de alternativas para el descenso entre robles, fresnos, abedules y sobre todo hayedos centenarios.
Poco después y bajo unos agradables rayos de sol que la lluvia había dado paso, el sendero se transforma en una pista ancha y cómoda que sigue el curso del serpenteante arroyo Acebal en un primer momento y el río Monasterio después, cuyas aguas se precipitan muy abajo y sólo su rumor nos acompaña.
7 kms. de camino abovedado por el bosque que nos dejarán directamente, por el poniente, en Brañagallones (1.22m de altitud).
Pero poco antes de llegar a la vega, una parada obligada para comer y reponer fuerzas.
Sierra de Brañapiñueli, desde cerca de Valdevezón.
La fabulosa Vega de Brañagallones, antiguo circo glaciar, que debe su nombre a la abundancia de "gallones" o urogallos en la braña o vega, es una gran pradera de ricos pastos para caballos y la vaca casina (raza asturiana de las montañas), donde se concentran numerosas cabañas tradicionales de ganaderos, hoy en día reconvertidas en pequeñas cabañas turísticas, que nos ofrece uno de los paisajes más bellos de este parque.
Vega de Brañagallones
Saliendo de Brañagallones por la pista (PR AS 66.1), que nos conducirá hasta Bezanes a través de algo mas de 10 km., llenamos nuestros bidones en la fuente de Lando Quemado.
La amplia y cómoda pista discurre por un bello paisaje bordeando la garganta del Río Monasterio en una suave y prolongada pendiente con vistas espectaculares de la zona.
Desde el mirador del valle del Monasterio contemplamos unas impresionantes vistas de bosque de Reres a los pies de las peñas del Viento y los Fornos. Un panel nos informa de la flora y la fauna del valle.
Mirador del Valle del Monasterio
Poco después atravesamos el túnel del Crestón a 1.200m de altitud, arco calizo que nos da vistas a la preciosa sierra de Brañapiñueli.
Pasamos bajo el Argallu del Lobo con su voladizo de hormigón que sirve de protección en la época de aludes de nieve. Seguimos descenso por la zona de las Cabañas de Trapiella con la fuente El Andorvio a la sombra de un centenario hayedo.
Aunque siempre con tendencia descendente mas fuerte en la segunda mitad, algún que otro pequeño repecho rompe-piernas nos va saliendo al camino.
Poco después alcanzamos el Mirador Maciendome con su colorido conjunto de colmenas agarradas a la pendiente, cerca de donde el que aquí escribe, en el rápido descenso, se marca un recto y deja su silueta marcada en la roca...hay que ser gañan...!!!
Con alguna que otra magulladura mas de las que tenia al salir, atravesamos pequeñas brañas (El Raigán, Cardosa-Romani, Biaiz) intercaladas entre zonas de bosque de hayas, avellanos, fresnos, y nos vamos acercando a rampas mas pronunciadas y revueltas por la falda del Texu La Roñada, que nos conducen al bonito pueblo de Bezanes (660m. de altura), final de una ruta no muy complicada, salvo tramos puntuales, bien delimitada y enmarcada en unos de los parajes mas bonitos de la cordillera cantábrica, declarada reserva de la Biosfera por la Unesco desde 2001.
